(Español - Lectura 3 min)

Al competir contra otros productos en el anaquel del supermercado, al estar entre frascos, botellas o latas ¿Qué hace al consumidor voltear a ver determinado producto? y una vez que lo ha hecho ¿Por qué decide comprarlo?
Si llegara un vendedor de seguros a una empresa y solo dijera, “Hola, vendo seguros ¿Quiéren comprar uno?”, ¿Qué probabilidad de éxito tendría?, ¿Cuál seria la primer impresión de esta empresa hacia el vendedor?
Es muy probable que la oportunidad de venta en este escenario fuera casi nula, al no saber nada del vendedor y su agresiva estrategia de venta nos alejaría.
Así como, casi de forma inconsciente regularmente buscamos el consejo o referencia de alguien cercano, cuando necesitamos comprar un producto o adquirir un determinado servicio, para decidir si realizar la compra o no.
La identidad corporativa es sumamente importante para las marcas, pues es esta la que logra causar esa curiosidad en los futuros clientes y lleva a tomar la decisión inicial de saber más de la marca. Es la herramienta que ayuda a dar una buena primera impresión y puede empezar la relación con el cliente. 
Si queremos tener la atención de nuestros clientes actuales y la de futuros clientes, hay que ir de lo común a lo extraordinario, no conformarse con ofrecer los mismos estandares de la industria, sino que ir más alla para lograr que el público voltee a ver a la marca y ser la opción a elegir para el cliente.
La identidad corporativa como tal debe de servir para atraer nuevos consumidores y retener a los existentes. Esto se logra creando una identidad corporativa interna y externa, de modo que de forma interna todos los integrantes de la empresa sean buenos representantes y respalden los valores y creencias de la empresa en todo momento.
Y de forma externa hacia el público haciendo uso de la calidad de nuestro servicio y comunicación visual para que las personas se sientan identificadas con todo aquello que la empresa representa y comunica.
Los objetivos de la identidad corporativa son los de crear ese sentido de pertenencia para los integrantes de la empresa y para los clientes, que se pueda crear una clara diferencia de la competencia, el promover la busqueda de mejores soluciones para que crear nuevos productos, el garantizar que el servicio supera las expectativas de los clientes y por supuesto los estandares de la industria.
Para poder ser competitivo no basta con ser coherente y consistente, hay que ser creativo. Una vez bien identificado tu cliente ideal hay que superar a la competencia encontrando los detalles clave que logren captar la atención de ese público deseado al crear contenido creativo para llevar el mensaje de marca hacia los clientes.
Es la identidad corporativa la que le da ese ‘caracter’ a toda nuestra comunicación y la que nos ayuda a darle sentido al mensaje de nuestra marca. Es el deber de las empresas el asegurarse que su público reciba información relevante y de importancia para ellos. Y será el como se haga lo que finalmente genere esa diferencia que le de la ventaja sobre la competencia.
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